Publicado en Crónica Popular: http://www.cronicapopular.es/2015/02/el-falso-patriotismo-de-podemos/
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En una sociedad como la española, tan preocupada por los casos de corrupción delictiva que, en grado sumo, pueden volver inestable a cualquier Estado, no se repara demasiado en la corrupción no delictiva, relacionada con la anterior, y que consiste básicamente en la justificación teórica e ideológica de comportamientos delictivos o, simplemente, incívicos. El separatismo, como forma de robo sistemático de riquezas y patrimonio a los ciudadanos de un Estado no permitiendo que toda la ciudadanía de un Estado pueda tomar partido, y tenga voz y voto, sobre su unidad, privilegiando solo a los censados en municipios de una supuesta región separatista, es una forma de corrupción. Corrupción que, ideológicamente no “delinque”, pero que en una sociedad política normal estaría penada como delito. Salvo en España, donde todavía defender la unidad del Estado es visto como algo inmoral, impropio y, sí, “facha”.
Pero lo cierto es que para ser patriota, para defender los derechos y deberes de tus conciudadanos, para asegurar el bienestar y la justicia efectiva sobre todos y cada uno de los miembros de la sociedad y, desde un punto de vista de clase, para afianzar a los trabajadores de una nación política, hay que defender la unidad sin fisuras de esa nación política. La nación política no es otra cosa que el Estado nación, la nación republicana (en lo ideológico-jurídico, no tiene por qué ser en sentido formalista) de ciudadanos libres e iguales en derechos y deberes, solo puede asegurar la igualdad ante la Ley si la Ley está unificada en todo el territorio nacional. Y si la Ley está unificada en todo el territorio nacional, entonces es posible realizar políticas redistributivas del valor producido en toda la nación, la progresividad fiscal y el dominio de la clase obrera a través de instituciones fuertes que aseguren su poder político en un amplio territorio que, solo unido, puede repercutir tanto dentro como fuera de sus fronteras en lo que respecta a su proceso político.
Pero este no es el caso de Podemos. Y no lo es porque nunca lo ha sido, ni siquiera antes de la formación de un Partido que, desde la “izquierda”, se arroga la palabra patria. El diario Público, publicaba un artículo firmado por los futuros barones territoriales de Podemos Gemma Ubasart, de Cataluña, Tonni Benássar, de Baleares, Roberto Uriarte, del País Vasco, y Breogán Rioboo, de Galicia, titulado Podemos: plurinacionalidad y derecho a la autodeterminación, con fecha 11 de febrero de 2015, y que puede leerse en Internet. En él apelan a que España es una “nación de naciones” (ya critiqué esta absurda idea en el artículo “Sabino de Sabinos“), a la asimetría territorial, reclamando privilegios llamándolos derechos, algo que no es solo propio de Podemos ya que estos discursos neofeudales podemos encontrarlos también en gente de Izquierda Unida como Gaspar Llamazares, y a que en la “nueva Constitución” que España vaya a tener las regiones “especiales”, “asimétricas”, puedan separarse de España votando solo esas regiones, o lo que es lo mismo, solo los españoles censados en los municipios de esas regiones.
Estas palabras de estos cuatro futuros barones, veinteañeros y treintañeros analfabetos funcionales pero ávidos de poder, como la oligarquía política y económica que dicen combatir, demuestran varias cosas. Primero, que la derecha está disuelta en la izquierda, y que es lo mismo pero con otro nombre. Segundo, que Podemos ha sodomizado por completo el concepto político de Patria y de patriotismo hasta el punto que se puede defender el Dos de Mayo de 1808 y la balcanización del país. Y tercero, que Podemos quiere gobernar España para destruirla, apelando al patriotismo español. Nunca el golpismo había sonado tan falaz.
Puede que Pablo Iglesias se haya vuelto “patriota” tras visitar Venezuela hace años y ver cómo funcionaba de bien el nacionalismo político venezolano como vector de movilización social y política revolucionaria y trate de aplicarlo a España. Pero también puede que su “patriotismo” sea instrumental, coyuntural. Es más, es lo que yo creo. No en vano, cuando él e Íñigo Errejón fundaron la Asociación Contrapoder en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, no dejaron nunca de apoyar el privilegio de secesión (a.k.a. “derecho de autodeterminación“) de “nacionalidades oprimidas“. Y no solo por escrito, como demuestra el artículo de Iglesias con fecha del 27 de agosto de 2008 publicado en Rebelión.Org titulado “La selección de baloncesto y la lucha de clases“, donde defiende la oficialidad de las selecciones deportivas separatistas y asocia el nacionalismo español con “la derecha“, mostrando estupor en cualquiera que sepa algo de Historia de España y de teoría política que no sea Juan Carlos Monedero. Sino también en actos, como la pancarta que en el pasillo que hay enfrente de la Cafetería de la Facultad colgaron en el año 2005 Íñigo Errejón y otros de apoyo al asesino en serie Iñaki de Juana Chaos, ex-falangista y luego etarra, que rezaba lo siguiente. “Iñaki de Juana, preso por escribir. ¿Estado de derecho? Por la libertad de expresión, por la solución dialogada. Contrapoder“. Pueden ver la pancarta aquí:
Yo vi esa pancarta porque estudié Ciencias Políticas y de la Administración en dicha Facultad entre los años 2003 y 2008, doctorándome en el 2014, y vi a Íñigo Errejón colgarla. Como también vi a Pablo Iglesias defender en una ponencia el nacionalismo vasco “progresista” frente al conservador, pero equiparando al nacionalismo español siempre a la “derecha”. Como también vi en una Asamblea del 15M a Luis Alegre, en su etapa enIzquierda Anticapitalista antes de diluirse esta en Podemos, defender la “autodeterminación” basándose en que las fuerzas separatistas de “izquierda” estaban infrarrepresentadas por la Ley d’Hondt en España. Algo defendido también por Iglesias y Juan Carlos Monedero en su libro ¡Que no nos representan! El debate sobre el sistema electoral español, publicado por Editorial Popular en el año 2011. Cuando es sabido que es justo al contrario. La Ley d’Hondt se aplicó en España para perjudicar al Partido Comunista de España y beneficiar a UCD, partido con mayores apoyos en las provincias interiores de España menos pobladas. Ley que luego benefició al PP y al PSOE.
Creo que estoy en condiciones de decir que Podemos habla de Patria para ganar unas elecciones generales que, si las ganan, harán lo posible por posibilitar el desmontaje de esa Patria que dicen defender. ¿Qué diferencia habría entonces entre un vendepatrias neoliberal que supedita territorio nacional a potencias extranjeras mediante empresas foráneas, y un rompepatrias que pretende balcanizar “democráticamente” una nación entregando sus resultados, Estaditos diminutos e insignificantes, a economías extranjeras? Prácticamente ninguna.
Podemos es el caballo de Troya del separatismo, siempre lo ha sido. Y claro que apelar a la Patria conlleva que se te unan patriotas españoles a tu causa. Pero la prueba de que ese patriotismo es más falso que un euro de plastilina es la expulsión de Enric Martínez, candidato de Podemos Unidos a la dirección de Podemos Cataluña,del Partido de Somosaguas. Expulsión realizada en directo en 13TV en plena entrevista a Martínez en La Marimorena.
Sin Patria, no hay Revolución Política viable. Y Podemos niega la Patria que dice defender, y acaba por ser un Partido anti-soberanía nacional. Si solo puede “empoderarse” (palabro de moda) a los trabajadores convirtiéndolos en clase nacional, como afirmaban Marx y Engels en el Manifiesto Comunista de 1848, al romperse la nación se rompe esa posibilidad, y entonces dicho Partido se convierte en antiobrero. Podemos trata a los trabajadores españoles de Cataluña, Galicia y País Vasco, por no hablar de otras regiones, como Chávez y Maduro o Evo Morales a sus “indígenas”, poniéndolos por debajo de la noción de ciudadano pero, al mismo tiempo, dándoles privilegios fiscales, jurídicos y territoriales. ¿Acaso no prostituyó el propio Pablo Iglesias la bandera de la Segunda República Española, Estado que fue unitario como afirma la Constitución de 1931, cuando dijo en una herrikotaberna proetarra vasca que esa era la bandera “de los defensores del Derecho de Autodeterminación“? ¿Acaso en su peregrinaje de trilero por toda España no engaña a tirios y troyanos para ganarlos a su causa, implantando Podemos a escala nacional para, luego, si llega al poder, no poder evitar devolver favores si no tiene todo el poder de manera absoluta? ¿Pero acaso algunos de sus más destacados maestros y valedores fuera de Podemos, como Julio Anguita o Manolo Monereo, no defienden también ese privilegio de secesión sin decir quién debería votar en tal referéndum, si todos los españoles o solo una minoría privilegiada? Me permito recordar que en el libro Por Europa y contra el sistema euro de Manolo Monereo, publicado en El Viejo Topo en el año 2014, defendía la soberanía “nacional-popular” y al mismo tiempo “la autodeterminación” como “frontispicio” del nuevo edificio constituyente. Vamos, como adorno. Solo que un adorno fatal para una soberanía que ninguno de ellos entiende.
España debe ser un Estado fuerte, unificado y centralizado si quiere sobrevivir al maremágnum político de este siglo XXI. Y ello independientemente de si Gobierna un Partido revolucionario o uno conservador. Lo que yo sí tengo claro es que la “convergencia”, la “unidad de la izquierda“, el “proceso constituyente” y demás zarandajas postmodernas no pueden tener sentido si se pacta la destrucción de la unidad nacional española, solo porque dicha unidad se piense como “facha“. De ahí que el falso patriotismo de Podemos sea denunciado y aprovechado por los liberal-conservadores que sí defienden esa unidad nacional.
La “izquierda” sigue sin defender esa unidad nacional, salvo honrosas excepciones que son tildadas de “fachas” por un montón de tontos útiles del separatismo. Y mientras en Grecia, los victoriosos votantes de Syrizaenarbolan banderas helenas, en la manifestación “por el cambio” del 31 de enero apenas se vieron un puñado de banderas españolas. Sí, la tricolor segundorrepublicana es una bandera nacional. Pero si el patriotismo español fuese sincero entre los simpatizantes de Podemos, esas banderas se cuadriplicarían, como ocurre en las manifestaciones venezolanas bolivarianas.
Lo que estos futuros barones de Podemos piden en este escrito tiene el visto bueno de la cúpula de Somosaguas. El analfabetismo político, la mala fe y el odio hacia una nación revestido de patriotismo en defensa de esa misma nación, es un cóctel explosivo que convierte a Podemos en una fuerza política que, de salida, no ofrece garantía alguna de victoria más allá de unas elecciones donde no es claro que ganen. Porque eseseparatismo podemita será aprovechado por Estados que no quieran que prospere cualquier revolución en España.
¿Pero qué podemos esperar de unos líderes políticos que asesoraron a Bolivia para convertirla en Estado “plurinacional”, poniendo las bases futuras para, en caso de caída en desgracia del MAS de Evo Morales y García Linera, balcanizar Bolivia?