Entrevista a Santiago Armesilla en El American
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Santiago Armesilla: «O España se inserta en un proyecto revolucionario universal sólido, o morirá devorada por el separatismo y por la Unión Europea y la OTAN»
Santiago Armesilla Conde (Madrid, España, 1982) es politólogo y economista. Un autor que, frente al auge de las izquierdas caniches, líquidas, posmodernas e indefinidas, propone un proyecto basado en el materialismo filosófico y la creación de un bloque geopolítico iberófono.
¿Consideras que el «wokeismo» es una nueva ideología de subordinación emanada desde la angloesfera, o solo se trata del liberalismo y su «hermano tonto» —como tú lo llamas— el progresismo combinados y llevados hasta sus últimas consecuencias?
El «wokeismo» o «wokismo» no es más que izquierda indefinida, que carece de proyecto raciouniversalista y de proyecto político definido respecto del Estado a nivel de transformación de éste. Es más algo subcultural, ético, moral, pero desde una perspectiva laicizada, secularizada protestante anglosajona. Son «renacidos», «despiertos» hacia una idea de justicia social alejada de su origen jesuítico católico.
Es la ideología perfecta para la fase capitalista en que nos encontramos. Y se conecta con las derechas extravagantes (anarcocapitalismo, indigenismo, separatismo étnico, etc.). En tanto que impulsada desde el mundo anglosajón, el que implantó el modo de producción capitalista, es claramente una ideología subordinante, pero parte de ideologías subordinantes anteriores que también venían de ahí, sobre todo el democratismo y el pensamiento whig que se apropió del término español liberalismo.
¿Se puede ser verdaderamente anti-woke desde el liberalismo?
No, porque el liberalismo ha degenerado en wokismo. No hay que confundir liberalismo solo con la corriente pubertaria.
¿Por qué es hegemónica hoy en día la izquierda indefinida?
Porque las izquierdas definidas del pasado han fracasado, y de su derrota surgen estos detritus. Recuperarlas no es posible porque ya tuvieron su momento histórico, y éste ya pasó. Salvo para la izquierda asiática, que es la única corriente con fuerza vigente, pero cuya acción se circunscribe a China.
¿Por qué ha desaparecido virtualmente de la Historia la derecha «socialista»?
Porque su proyecto se agotó en sí mismo. Surgió como contrarrevolución desde arriba frente a la revolución desde abajo de las izquierdas obreras socialistas, tanto anarquistas como socialdemócratas y comunistas. Conservó la unión del Trono y del Altar e industrializó el Estado, pero al generar una estabilidad económica para la clase obrera acaba en democracia liberal. Y al caer la URSS y mitigarse el movimiento obrero, la derecha socialista ya no puede ser contrapeso frente a aquello. Por eso no sería posible hoy un franquismo en España. Y por eso el PSOE necesita resucitar y matar a Franco cada cierto tiempo.
¿Qué diferencia a tu organización, Vanguardia Española, de otras iniciativas como el Frente Obrero o El Jacobino?
El Frente Obrero es el supuesto frente de masas del Partido Marxista-Leninista (Reconstrucción Comunista), un partido comunista de corte hoxhaísta que niega que toda experiencia que no sea la URSS de Stalin o la Albania de Enver Hoxha es socialista. Defienden el derecho de autodeterminación para Cataluña, País Vasco y Galicia y afirman que España es plurinacional, por lo que para ellos Cataluña, País Vasco y Galicia son naciones distintas a España. Naciones «en disolución», mientras España es nación «en expansión», cosa que es una chorrada monumental sin ningún sentido, porque parten de una idea étnica de nación, y no de la idea de nación política española de la que parte Vanguardia Española.
Su modelo de Estado es federal, el nuestro unitario y centralista y sin derecho de autodeterminación, que es una cosa metafísica, porque no hay autodeterminación, sino codeterminación entre Estados. Además, defienden descolonizar Ceuta, Melilla y Canarias. Van de patriotas españoles y de soberanistas, pero son un fraude político. Nadie que se llame patriota español puede seriamente simpatizar con el Frente Obrero. Por muy «antiwoke» que sean, en el fondo en este tema tan importante no se separan de Podemos y de Pablo Iglesias. En términos de Gustavo Bueno, el PML (RC) quiere recuperar la quinta generación de las izquierdas políticamente definidas, la comunista marxista-leninista de tipo bolchevique soviético. Y la URSS cayó, entre otras cosas, por el mal llamado «derecho de autodeterminación», que no es otra cosa que privilegio de secesión. Son tan nostálgicos de la URSS que quieren repetir de principio a fin el comunismo del siglo XX. Esa es nuestra principal diferencia con ellos.
Con respecto a El Jacobino, son socialdemócratas. No quieren ilegalizar los partidos separatistas ni defensores de la autodeterminación, como nosotros sí defendemos. Son feministas además, defienden la Ley Integral de Violencia de Género. No tienen claro qué hacer con el euro, con la Unión Europea y con la OTAN. Son tibios. Da igual que tengan una idea o modelo de Estado similar a la nuestra. Al final sus ideas no defienden realmente a la nación española.
Lo que tienen en común el Frente Obrero y El Jacobino es que son representantes de izquierdas políticamente definidas cuyo momento histórico ya pasó. Vanguardia Española, junto al resto de Vanguardias iberófonas que se están formando, quiere construir la séptima generación de las izquierdas políticamente definidas. No renegamos de lo bueno de izquierdas definidas anteriores, pero sí criticamos lo malo, la tibieza y la autodeterminación, así como el folclorismo. Otra cosa que tienen en común es que sus propuestas no defienden realmente ni la soberanía política ni la independencia económica de España, ni son realmente socialistas aplicadas a la idiosincrasia española. El Jacobino mira demasiado a Francia y Alemania, y el Frente Obrero a una URSS que ya no existe.
Nuestro horizonte es la nación española y la Iberofonía, el conjunto de naciones, pueblos y territorios que hablan español y portugués, las dos únicas lenguas universales mutuamente comprensibles a grandes rasgos. O España se inserta en un proyecto revolucionario universal sólido, o morirá devorada por el separatismo, la Unión Europea y la OTAN. Y aparte, defender la autodeterminación conlleva no defender a la clase obrera española. La separas, la rompes. Defender el euro, la OTAN y la UE es condenar a la clase obrera española a seguir tan mal como hasta ahora está.
¿Cómo valoras el estudio de Fusaro, con quien es sabido que tienes una buena relación, de autores polémicos como Giovanni Gentile?
No concuerdo con su valoración positiva de Gentile, pero sí es verdad que Gentile fue un importante hegeliano en Italia. De todas maneras, Italia es una nación distinta a España, y su proceso político revolucionario es cosa de los italianos.
Siendo una de las voces más importantes contra el relato negrolegendario y posicionándote del lado de Rusia geopolíticamente, ¿qué opinas de que los medios de ese país promuevan falsedades históricas acerca de España?
He criticado que lo hagan, aunque comprendo por qué lo hacen. Me parece fundamental que en Rusia sea conocida la refutación a la Leyenda Negra antiespañola, y que se conecte con la Leyenda Negra antirrusa, para que así dejemos de vernos como enemigos. Rusia se equivoca exportando el separatismo, porque siempre se le vuelve en su contra.
Al final de la conversación que sostuviste con Juan Manuel de Prada, él llama a formar una suerte de frente anti-progre, o frente contra la «demogresca» (un sistema donde los partidos escenifican falsas pugnas, encizañan a la sociedad, pero acaban coincidiendo en los asuntos medulares). ¿Qué viabilidad le otorgas a esa propuesta?
Me parece ahora fundamental una alianza entre católicos y materialistas políticos. En la Iberofonía, la mayoría de la población, de la clase obrera, es católica. No se puede despreciar eso, es tácticamente y estratégicamente un suicidio. Además, el catolicismo es la religión más racional y socialista que existe. No desmerezco con ello que personas de otros credos se acerquen a nosotros. Pero el protestantismo es la versión burguesa del cristianismo, como dijeron Marx y Engels en La ideología alemana. Es clave generar una alianza contra el capitalismo anglogermánico protestante en pos de un proyecto iberófono y postcapitalista.